Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Negocio y Derecho Marítimo por la Universidad Pontificia de Comillas, Tejada cuenta con más de 19 años de experiencia en banca y gestión de activos. Antes de incorporarse a Barclays Wealth en 2006, trabajó en el área de gestión de Banca Privada de Invercaixa, en Calyon y en Barclays Bank.
En la actualidad, sus conocimientos económicos le permiten llegar a la conclusión de que estamos en un momento de recuperación global. Aunque aconseja estar vigilantes respecto a varios aspectos, como la inflación o el conflicto en los países árabes. "Estamos proponiendo soluciones para cubrir escenarios de inflación al alza", afirma.
Tejada también sigue con cautela la revuelta en Libia y la escalada del petróleo. "Las tensiones en los países árabes son un factor de incertidumbre innegable. Aunque, por ahora, no encontramos elementos de juicio suficientes para modificar nuestra asignación táctica de activos", opina. Sí admite, no obstante, que recomendaron incrementar la exposición al petróleo a algunos clientes con un perfil de inversión determinado (como cobertura de posibles riesgos), cuando las tensiones en Túnez se extendieron a Egipto.
Presume Fernado López Muñoz, director de banca privada de Citi para España y Portugal, de equipo. «Terriblemente trabajadores», dice de sus 23 compañeros. Y de ser muy transparentes con sus clientes al recomendar inversiones. Quizá obliga a ello el dirigir carteras de más de 25 millones de dólares. Más aún después de quedar al descubierto las vergüenzas de un mercado podrido con activos tóxicos. «¿Quién iba a pensar que Lehman Brothers iba a colapsar?», dice. «Mucha gente, gracias a Dios ninguno de nuestros clientes, quedó atrapada ahí», lamenta. «Pero sabían perfectamente el riesgo que corrían», avisa.
—¿Desaparecerán del mercado?
—Para nada. La gente no sólo está volviendo a ellos, es que nunca dejó de invertir ahí. Eso sí, ahora se hace con gran discriminación y con buen asesoramiento. Ahora se es mucho más selectivo. No es que antes se invirtiese sin sentido, pero no había el mismo conocimiento de los productos.
—Entonces hay más desconfianza.
—Hombre, esa es una de las consecuencias de la crisis. Ahora se hacen análisis más exhaustivos de los productos. Pero eso no elimina el riesgo. Por su naturaleza, el capital riesgo es un producto donde la recuperación de la inversión tarda tiempo en llegar. Un cliente no puede pensar en invertir en capital riesgo y vender al día siguiente. Si alguien ha asesorado al cliente en ese sentido, muy mal asesorado está. Hay que explicar con absoluta transparencia en qué se invierte.
—¿Y con eso basta?
—Todo análisis adicional que se haga, mucho mejor. Lo que ya se ha hecho es un ejercicio de racionalización. Hace poco escuché que el nuevo paradigma de la banca privada debía ser que el cliente es el centro del negocio. ¡Faltaría más! Eso hoy, hace veinte años y hace medio siglo. Esa ha sido siempre nuestra filosofía.
—¿En qué se invierte hoy?
—En renta variable; hay pistas que dicen que es una buena opción, aunque no exenta de incertidumbre. Los resultados empresariales han sido muy buenos. Por otro lado, con el alza de la inflación, los clientes empiezan a preguntar por bonos ligados a los precios. Y por activos inmobiliarios.
—¿Con la que está cayendo en el sector inmobiliario español?
—Es que los bancos españoles se están desprendiendo de muchas de sus propiedades y eso ha despertado el apetito de los clientes. De esta crisis han surgido oportunidades y los clientes las aprovechan. Pero no sólo en España: los inversores españoles han sido muy activos en inmuebles en EE.UU. y ahora en los emergentes.
—¿Se está incubando una burbuja inmobiliaria en Asia?
—Si no se tiene cuidado, sin ninguna duda. Pero para evitarlo está la política fiscal y monetaria. De todas formas, se habla de una burbuja inmobiliaria en el mercado asiático desde hace varios años. Y ahí siguen... Hay que tener en cuenta que la inflación es un gran aliado de los inmuebles, y parece que ya está repuntando.
—Tanto que las autoridades están muy preocupadas por controlarla...
—Sí, lo cierto es que subir los tipos ahora puede ser una verdadera losa para la periferia de Europa. Puede lastrar su recuperación económica y eso al final tiene un efecto demoledor para las familias, que siguen muy endeudadas.
—¿Temían vuestros clientes un rescate a España?
—Bueno, estaban preocupados por un posible apadrinamiento exterior y por el efecto contagio. Era como un dominó que comenzó en Grecia, pasó por Irlanda y rozó a Portugal. Todo el mundo descontaba ya que el siguiente era España, y se daba por hecho que Portugal iba a ser rescatado.
—¿Y se ha cumplido ese «apadrinamiento»?
—Digamos que tenemos unos consejeros que están asesorándonos sobre cómo hacer las cosas y por dónde ir.
—Y Portugal, la barrera psicológica, sigue igual.
—Sí, pero la sensación ya no es tan dramática. De ser la primera preocupación de los inversores, ahora es la segunda o la tercera. Eso sí, se siguen preguntando que pasará al final.
—¿Y qué va a pasar?
—Se están tomando las medidas correctas. Pero hay que debatir menos y actuar más. Cuanto más se tarde en tomar medidas peor será, porque todavía hay riesgos latentes. Hay que actuar con la firmeza que, a veces, desde la política, es difícil encontrar.
Fuente: ABC